30.
Con ayuda de su periespíritu obra el Espíritu sobre su cuerpo físico,
también
con el auxilio del mismo fluido se manifiesta obrando sobre la materia
inerte, produce los
ruidos, los movimientos de las mesas, y de los otros objetos que
levantan, derriba o
transporta. Nada tiene de sorprendente este fenómeno, si se considera
que entre las
fuentes más poderosas se encuentran en los fluidos más rarificados y
hasta
imponderables, como el aire, el vapor y la electricidad.
Igualmente con ayuda de su periespíritu, el Espíritu hace escribir,
hablar o
dibujar a los médiums. No teniendo cuerpo tangible para obrar
ostensiblemente cuando
quiere manifestarse, se sirve del cuerpo del médium, apoderándose de sus
órganos, que
hace obrar como si fueran los de su cuerpo, por medio del efluvio
fluídico que sobre ellos
derrama.
por el mismo medio obra el Espíritu sobre la mesa, en el fenómeno
designado
con el nombre de mesas movibles o mesas parlantes, sea para hacerle
mover sin
significación determinada, sea para hacerla dar golpes inteligentes,
indicadores de las
letras del alfabeto, para formar palabras y frases, fenómeno designado
con el nombre de
tiptología. En este caso la mesa no es más que un instrumento del que se
sirve, como el
lápiz para escribir; le da una vitalidad momentánea por el fluido con
que la penetra, pero
no se identifica con ella.