96. El Espíritu revela su identidad por una multitud de circunstancias que se
encuentran en las comunicaciones, donde se reflejan sus hábitos, su carácter, su lenguaje,
y hasta sus locuciones familiares. Se revela también por pormenores íntimos en los que
entra espontáneamente con las personas a quienes aprecia: éstas son las mejores pruebas,
pero es raro que conteste a las preguntas directas que le son dirigidas acerca de este
particular, sobre todo si las hacen personas que le son indiferentes por curiosidad y para
probarle. El Espíritu prueba su identidad como quiere, o como puede, según la facultad
de su intérprete, y a menudo las pruebas son abundantes; la falta está en querer que las dé
a gusto del evocador. Entonces el Espíritu se resiste a someterse a tales exigencias. (El
Libro de los Médiums, cáp. XXIV, “Identidad de los espíritus”.)