72. Uno de los caracteres distintivos de los malos espíritus es el de imponerse;
dan órdenes y quieren ser obedecidos. Los buenos no se imponen nunca: dan consejos, y
si no se les escucha, se retiran. De esto resulta que la impresión de los malos espíritus es
casi siempre penosa, fatiga y produce una especie de malestar; a menudo provoca una
agitación febril, movimientos bruscos y desenfrenados; la de los buenos espíritus es, por el
contrario, apacible, suave y produce un verdadero bienestar.