82. los médiums más meritorios no están al abrigo de las mistificaciones de los
espíritus mentirosos. En primer lugar, porque no hay nadie lo bastante perfecto que no
tenga un punto vulnerable para que pueda dar acceso a los malos espíritus, y en segundo
lugar, porque los buenos espíritus le permiten a veces, para ejercitar el raciocinio, enseñar
a discernir la verdad del error y mantener la desconfianza, a fin de que no se acepte nada
ciegamente y sin comprobación; pero nunca procede la mentira de un buen Espíritu, y
todo nombre respetado, continuado al pie de un error, es necesariamente apócrifo.
Puede también ser este accidente una prueba de la paciencia y perseverancia del
espiritista, médium o no. El que se desanimase por algunas decepciones probaría a los
buenos espíritus que no pueden contar con él.