Fin providencial de las manifestaciones espiritistas
50. El fin providencial de las manifestaciones es el de convencer a los
incrédulos, de que todo no acaba para el hombre con la vida terrestre, y el de dar a los
creyentes ideas más exactas sobre el porvenir. Los buenos espíritus vienen a instruirnos
para nuestro mejoramiento y adelanto, y no para revelarnos lo que aún no debemos saber
o lo que debemos aprender mediante nuestro trabajo. Si bastase interrogar a los espíritus
para obtener solución a todas las dificultades científicas, o para hacer descubrimientos o
inventos lucrativos, todo ignorante podría hacerse sabio fácilmente y todo perezoso
enriquecerse sin trabajo, y esto es lo que Dios no quiere. Los espíritus ayudan al hombre
de genio por medio de inspiración oculta, pero no le exime del trabajo y de las
investigaciones a fin de no privarle del mérito.
51. Sería tener una idea muy falsa de los espíritus el ver en
ellos auxiliares de los
pronosticadores de la buena ventura; los espíritus serio se niegan a
ocuparse en cosas
fútiles; los espíritus ligeros y burlones se ocupan de todo, a todo
responden y predicen
todo lo que se quiere, sin inquietarse por la verdad, y dándose el
censurable placer de
mistificar a las personas demasiado crédulas. Por esto es esencial
fijarse perfectamente en la naturaleza de las preguntas que pueden
dirigirse a los espíritus. (El Libro de los
Médiums, núm. 286, “Preguntas que pueden dirigirse a los espíritus”.)
52. Fuera de lo que pueda ayudar al progreso moral, sólo incertidumbre se
encuentra en las revelaciones que de los espíritus pueden obtenerse. La primera
consecuencia desagradable para el que aparta su facultad del objeto providencial, es la de
ser mistificado por los espíritus mentirosos que pululan alrededor de los hombres; la
segunda, la de caer bajo el imperio de esos mismos espíritus que pueden, con pérfidos
consejos, conducir a desgracias reales y materiales en la Tierra; tercera, la de perder,
después de la vida terrestre, el fruto del conocimiento del Espiritismo.
53. Las manifestaciones no están destinadas a secundar los intereses materiales.
Su utilidad está en las consecuencias morales resultado que el de dar a conocer una nueva
ley de la Naturaleza y el de demostrar materialmente la existencia del alma y su
inmortalidad, sería ya mucho, porque constituiría un nuevo y ancho campo abierto a la
filosofía.