22. Admitidas la existencia, la supervivencia y la individualidad del alma, el
Espiritismo se reduce a esta cuestión principal: ¿Son posibles las comunicaciones entre las
almas y los vivientes? Esta posibilidad resulta de la experiencia. Establecidas, como
hechos, las relaciones entre el mundo visible e invisible, conocidas la naturaleza, la causa y
la manera de dichas relaciones, tenemos un nuevo campo abierto a la observación y la
clave de una multitud de problemas, al mismo tiempo que un poderoso elemento
moralizador resultante de la desaparición de la duda respecto del porvenir.