7. Los espíritus no son, como se cree vulgarmente, de creación distinta; son las
almas de los que han vivido en la Tierra o en otros mundos despojados de su envoltura
corporal. El que admite la existencia del alma superviviente al cuerpo, admite por lo tanto
la de los espíritus; negar a éstos equivale a negar aquélla.