92. Entre los adeptos del Espiritismo se encuentran entusiastas exaltados, como
en todo, los cuales son en general los peores propagadores, porque se desconfía de su
facilidad en aceptarlo todo sin maduro examen. El espiritista ilustrado huye del
entusiasmo que ciega y lo observa todo fríamente y con calma: éste es el medio de no ser
juguete de las ilusiones y mistificadores. Dejando a un lado toda cuestión de buena fe, el
observador novicio debe ante todo, tener en cuenta la gravedad del carácter de las
personas a quien se dirige.