16. Los espíritus no son, pues, seres abstractos, vagos e indefinidos, sino
concretos y circunscritos; a los cuales, para parecerse a los humanos, sólo les falta ser
visible, de donde se sigue que, si en un momento dado pudiera levantarse el velo que los
oculta a nuestra vista, formarían una verdadera población en torno de nosotros.