50. El fin providencial de las manifestaciones es el de convencer a los
incrédulos, de que todo no acaba para el hombre con la vida terrestre, y el de dar a los
creyentes ideas más exactas sobre el porvenir. Los buenos espíritus vienen a instruirnos
para nuestro mejoramiento y adelanto, y no para revelarnos lo que aún no debemos saber
o lo que debemos aprender mediante nuestro trabajo. Si bastase interrogar a los espíritus
para obtener solución a todas las dificultades científicas, o para hacer descubrimientos o
inventos lucrativos, todo ignorante podría hacerse sabio fácilmente y todo perezoso
enriquecerse sin trabajo, y esto es lo que Dios no quiere. Los espíritus ayudan al hombre
de genio por medio de inspiración oculta, pero no le exime del trabajo y de las
investigaciones a fin de no privarle del mérito.