84. Lo que constituye un médium propiamente dicho es la facultad, y bajo este
aspecto, puede estar más o menos formado, más o menos desarrollado. Lo que constituye
el médium seguro, el que verdaderamente puede calificar de buen médium, es la
aplicación de la facultad, la aptitud para poder servir de intérprete a los buenos espíritus.
Dejando a un lado la facultad, la potencia del médium para atraer a los buenos espíritus y
rechazar a los malos, está en razón de su superioridad moral; ésta es proporcional a la
suma de cualidades que constituyen el hombre de bien. De este modo se concilia la
simpatía de los buenos y ejerce ascendiente sobre los malos.