8. Vulgarmente nos formamos una idea falsa de los espíritus; no son éstos,
como creen algunos, seres vagos e indefinidos, ni llamas como las de los fuegos fatuos, ni
fantasmas como las de los cuentos de aparecidos. Son seres semejantes a nosotros, que
como nosotros, tienen un cuerpo, pero fluídico e invisible en estado normal.