78. Como la obsesión no puede ser nunca producto de un buen Espíritu, es
punto esencial el de saber conocer la naturaleza de los que se presentan. El médium no
instruido puede ser engañado por las apariencias, mientras que el que está prevenido
espía las señales menos sospechosas, y el Espíritu concluye por alejarse cuando ve que
nada consigue. El conocimiento anticipado de los medios de distinguir los buenos de los
malos espíritus es, pues, indispensable al médium que no quiere exponerse a ser cogido
en el lazo. No lo es menos para el simple observador, que puede por este medio apreciar
el valor de lo que ve u oye. (El Libro de los Médiums, cap. XXIV.)