86. Para imponerse a los médiums, los malos espíritus saben explotar,
hábilmente, todas las imperfecciones morales, y la que les es más propicia es el orgullo, y
por esto es el sentimiento que domina en el mayor número de médiums obsesados y
sobre todo en los que están fascinados.
El orgullo les hace creer en su inhabilidad y rechazar las advertencias.
Desgraciadamente, este sentimiento es excitado por los elogios de que son objeto los
médiums. Cuando tienen una facultad algo notable, se les busca, se les adula y acaban por
creer en su importancia, juzgándose indispensables, lo cual les pierde