85. Por la misma razón, aproximándole a la naturaleza de los malos espíritus, la
suma de imperfecciones morales del médium le quita la influencia necesaria para
alejarlos; en vez de ser él quien se impone a ellos, son ellos lo que se imponen a él.
Aplíquese esto no sólo a los médiums, sino a cualquier persona, porque ninguna deja de
recibir la influencia de los espíritus. (Véanse los núm. 74 y 75.)