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EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO > EL GÉNESIS > CAPÍTULO II - Dios > La Providencia > 27
27. “El hombre es un pequeño mundo. El espíritu dirige, el cuerpo obedece. En ese universo,
el cuerpo representará a la Creación, y el espíritu será Dios. (Comprenderán que se trata de una
analogía y no de una identificación). Los miembros de ese cuerpo, los diferentes órganos que lo
conforman: músculos, nervios y articulaciones, son individualidades materiales localizadas en sitios
determinados del mismo. Aunque el número de partes constitutivas sea muy variado y de naturaleza
diversa, no se producen movimientos ni sensaciones en ningún sitio que el espíritu tome de ello
conciencia. Si se producen al mismo tiempo sensaciones en diversas partes, el espíritu las percibe a
todas, las discierne y analiza, asignando a cada una su causa y lugar de acción. Para ello, el espíritu
se sirve del periespíritu.
“Ocurre un fenómeno análogo entre Dios y la Creación. Dios está en todos los sitios de la
Naturaleza, como el espíritu se encuentra en todo el cuerpo. Todos los elementos de la Creación
están en contacto constante con Él, como todas las células del cuerpo humano están en contacto
inmediato con el espíritu. Por lo tanto, en uno y en otro caso no hay razón para que fenómenos del
mismo orden no se produzcan de igual forma.
“Un miembro se mueve: el espíritu lo percibe. Una criatura piensa: Dios lo sabe. Todos los
miembros se mueven, los diferentes órganos vibran: el espíritu percibe cada manifestación, las
distingue y localiza. Las diferentes creaciones, las múltiples criaturas se agitan, piensan y actúan de
manera diversa y Dios sabe todo lo que ocurre y asigna a cada cual lo que le es particular.
“Del mismo modo se puede deducir la solidaridad entre la materia y la inteligencia, la
solidaridad de todos los seres entre sí y la que une a los diferentes mundos, y la de las creaciones
con su Creador” (Quinemant. Sociedad Pariniense de Estudios Espíritas, 1867.)